sábado, 28 de noviembre de 2015

La formación de una conciencia histórica

Parte I: El camino en construcción
Se menciona la variedad de autores acerca de la formación de una conciencia histórica.
Nos menciona las dos partes en que está integrado este volumen colectivo la primera “Investigación y reflexiones sobre la enseñanza de la historia”, la segunda “Aportaciones en la enseñanza de la historia”.
Ambas giran en entorno a un problema en nuestro país, en las regiones se empiezan la construcción de los sentidos, propias de los saberes históricos y la proyección en la formacion de las identidades colectivas. Muchos autores aportan por diversas vías, la problematización en el ámbito de la enseñanza de la historia.
Esta problematización del campo en la perspectiva de distintos niveles escolares que abarcan desde la escuela básica hasta la universidad con los distintos sujetos educativos de lo que se incluyen son las reformas educativas, capacitación de los docentes, los libros de texto, etc., y si los planteamientos prometen analizar la enseñanza de la historia, no escapan a los vericuetos de la investigación así como de la difusión y divulgación del conocimiento histórico, con sus contradicciones, sus debilidades y aciertos.
En medio de este campo de tensiones desfilan ante nosotros, lectores, distintos escenarios permeados por interrogantes, soluciones, experiencias, balances críticos y propuestas.

Dedicada durante toda una vida a la enseñanza de la historia en la UNAM, en distintos momentos del transcurrir de nuestras sociedades mexicanas, Andrea Sánchez Quintanar discurre y comparte sus preocupaciones en torno a las actuales sociedades convertidas, vertiginosamente, en una parte de la “aldea global”, que corre el peligro de despojarnos de lo propio, de las identidades colectivas sólidamente enraizadas en la diferencia histórico-cultural.
En esta crítica, emplea una metáfora muy afortunada, la de pueblos bonsai, puesto que la aniquilación de la conciencia histórica representa sociedades de “raíces mutiladas que les impidan crecer y constituirse con la plenitud que su naturaleza y su historia les permiten adquirir” Queda claro que la toma de decisiones en la enseñanza de la historia es un asunto estrechamente vinculado con el poder, en la medida en que la conformación de la identidad y la conciencia crítica desembocan, por fuerza, en un horizonte de posibilidades. Frente a ello, desde una perspectiva profundamente humanista deposita el sentido de la historia, de su enseñanza, en el “actuar con plena conciencia de mí y de mi entorno, entender y asumir los procesos sociales y tomar posición consciente respecto de ellos [lo que nos conduce al] actuar plenamente humano”. Actitud que se proyecta a la docencia en toda la extensión de la palabra. Para ella, el reto actual de la enseñanza de la historia consiste en no limitarse al qué y cómo, sino al por qué y para qué.
La enseñanza de la historia leída por Oresta López, hace un recorrido por los efectos de las recientes reformas que tienen en la enseñanza de la historia, discurre sobre las aportaciones de este cuerpo de saberes a la formación de ciudadanos, como una de las vías privilegiadas para el aprendizaje de la convivencia en la pluralidad y diversidad, pasando por el filtro de la crítica nociones que forman parte de nuestro lenguaje, tales como “unidad nacional”, mestizaje, etc., que habrán de ser recreadas desde la mirada que ofrece la historia reflexiva y crítica, que habrá de dirigirse a los temas pendientes, a los actores olvidados, silenciados, discriminados.
La enseñanza de la historia a través de reciente reformas educativas, la de 1992 y la de 2004 donde se enfoca Adelina Arredondo y se encuentran los diversos actores con conflictos multifacético entre SEP, SNTE, gobiernos estatales, partidos políticos, etc. Entre ambos se da las preocupaciones y debates, centrados en los contenidos y métodos hacia la discusión al tiempo destinado de estudio, su lugar en el currículo, con lo cual pareciera que hoy se está tocando fondo en el asunto al llegar a plantearse, desde una perspectiva pragmática y utilitarista, la pertinencia o no de su enseñanza. Al igual de los educadores que trabajan con poblaciones indígenas, Amalia Nivón, plantea contenidos y dispositivos para que estas poblaciones se sientan integradas en la perspectiva de lo nacional a través del conocimiento de la historia local de sus comunidades y la comprensión del papel que han desempeñado como sujetos históricos.
La autora Lucia Martínez nos menciona de la transculturalidad sobre los migrantes mexicanos a estados unidos que mantienen vivas sus tradiciones, costumbres de su país de origen, pero en el siglo XX, se da la pérdida y se genera una actitud de resentimiento sobre los invasores.
María de los Ángeles Rodríguez, preocupado por el escaso interés y el rechazo, de cómo la ocasión propicia para salir sobre la enseñanza de la historia. Logra resituar los contenidos de aprendizaje y la actualización docente, en la medida en que el propósito no es formar historiadores, sino enseñar a los estudiantes a pensar históricamente.
Valentina Torres Septién, nos menciona que el camino siempre está en construcción en la búsqueda de formas viables que hagan realidad el reclamo de Pierre Villar, a tono con los constructivismos, para “el pensar históricamente”.



Parte II. Homenaje a Mireya Lamoneda

Nos menciona de que no solo los historiadores, sino que todo los interesados en la difusión de la cultura histórica en la escuela nos veremos seducidos, sino los educadores, psicólogos, sociólogos, etc. Porque en otros campos disciplinarios, las enseñanzas del Clío aparecen como una fuente inagotable de conocimientos.
María Lamoneda y Luz Elena Galván aportan a las enseñanzas de Clío un recurso fundamental que, no obstante haber sido recuperado en los libros de texto oficiales del nivel primario, redujo su utilización al pequeño espacio-tiempo destinado a una asignatura. Un ejemplo es la línea del tiempo, que nos mencionan las autoras que no es necesario elaborar una cronológica detallada, el maestro debe de estudiar acerca del periodo representado, identificar y diferenciar los hechos, para que la enseñanza de la historia adquiera sentido.
Varios autores buscaban respuestas acerca de porque la historia es una problematización, algunos mencionan sobre los aburridos cuestionarios y sobre el uso de los materiales didácticos y realizan innovadores trabajos para que todos se incluyan tanto alumnos, padres de familia, docentes, se involucren en la historia, porque la historia se enseña para la vida no necesariamente requiere de los libros de textos o de los recursos didácticos innovadores.
María Guadalupe Mendoza, nos dice que el profesor debe realizar un análisis de su práctica para identificar los problemas que enfrenta. Esto lo llevara a reconstruir su concepto de historia y su enseñanza para seleccionar la jerarquía y enseñar a los alumnos, para hacerles correcciones en las dudas que tengan, de esta manera se crea un aprendizaje nuevo en los alumnos que será significativo.
Para que los alumnos no noten el libro aburrido, es importante hacer una lectura problemática que permita la reflexión, darle sentido a lo leído.
Es importante el uso de otras estrategias para hacerse notar la enseñanza de la historia como las actividades extraclase (visitas a museo, y análisis de obra de arte y caricaturas políticas).
Otros autores nos mencionan sobre sus preocupaciones pedagógicas encontradas en la interacción áulica, sobre lo que se sabe y no únicamente en lo que se espera del alumno esto es una posible solución, porque los alumnos ya tienen conocimientos previos en el momento en que socializan y cuando se les fuerza a desarrollar un conocimiento de complejidad cuentan con el repertorio necesario.

Con este artículo se rompe en pedazos nuestro imaginario en torno a las condiciones institucionales ideales para la enseñanza de la historia y, por ello, esta experiencia abre vetas para transitar hacia una enseñanza alternativa, responsable, creativa y autogestiva. 

miércoles, 18 de noviembre de 2015

México viejo y anecdótico

 

Obra histórica que recorre los cuadros costumbristas del México colonial, escrita por Luis González Obregón; escritor, historiador, bibliotecario, cronista vitalicio de la ciudad de México y general de brigada durante la Revolución mexicana.

González Obregón estudió en la Escuela Nacional Preparatoria, recibió clases de Ignacio Manuel Altamirano, de quien aprendió la pasión y el arte de recrear la historia como si fuera un viaje interminable de cuentos y leyendas, que nos llevan de los hechos verídicos hacia la cotidianidad. En 1885, al lado de otros grandes intelectuales, fundó el Liceo Mexicano Científico y Literario que subsistió hasta 1894; colaboró en el Museo Nacional de Antropología. En 1911 se le encargó la Comisión Reorganizadora del Archivo General de la Nación; más tarde, asumió la dirección del AGN hasta 1917. Asimismo, ingresó como miembro de la Academia Mexicana de la Lengua y de la Academia Mexicana de la Historia, presidió esta última de 1919 a 1922. Antes de fallecer –el 19 de junio de 1938, en la ciudad de México– una ceguera le impidió seguir escribiendo sobre la vida costumbrista y anecdótica del México virreinal.
El fondo bibliográfico del gran escritor, custodiado en la Biblioteca Nacional de Antropología e Historia, está conformado por más de 10 mil volúmenes; sobresalen 500 obras con dedicatorias autógrafas de otros intelectuales, señal inequívoca de que fue amigo de sus pares.

El ejemplar de México viejo y anecdótico, es invaluable porque ostenta una dedicatoria autógrafa del autor para el médico Ricardo César Margáin, y por acompañarse de un "testigo": un recorte de periódico que habla de la venta de Palacio Nacional hace ya algunos siglos, pertenece al Fondo Bibliográfico "Arquitecto Carlos Lazo Barreiro" y es un buen ejemplo para hablar de la majestuosa facilidad que tuvo "Ronzalitos" –como cariñosamente le llamaban sus allegados– de indagar en las fuentes documentales hasta "hallar" el hecho histórico.

REMINISCENCIAS DE LA HISTORIA

Arte de escribir


En 1798 se publicó Arte de escribir por reglas y con muestras según la doctrina de los mejores autores antiguos y modernos, extranjeros y nacionales; el primer libro que circunda el sistema de enseñanza lectura-escritura y que por decreto real fue obra oficial para la enseñanza de la lectura y escritura en todas las ciudades, villas y lugares del reino. Este libro, incuestionable por su valor histórico y por el conocimiento que trasmite, incorpora la erudición de Torcuato Torío de la Riva y Herrero ante la historia cultural de nuestro país.


A finales del periodo colonial novohispano, la educación impartida a los niños se enfocaba a la lecto-escritura. El problema se agudizaba por la disyuntiva que prevalecía entre las dos técnicas caligráficas utilizadas en la enseñanza de las letras; el primer estilo aseguraba que la escritura caligráfica era un acto mecánico que sólo requería de paciencia y cuidado para su ejecución. El segundo método establecía reglas y preceptos de precisión, líneas y formas geométricas. A principios del siglo XIX, ambas tendencias educativas fueron substituidas por la innovadora didáctica expuesta en el libro de Torío de la Riva.
Don Torcuato Torío de la Riva y Herrero es considerado uno de los mejores calígrafos españoles. Nació el 1 de abril de 1759 en la localidad de Villaturde (Palencia). Sin haber visitado jamás el territorio de la Nueva España, aportó un legado ideológico que forma parte de nuestra identidad cultural.
En la Universidad de Valladolid estudió latín, teología y jurisprudencia en 1773. Tres años después, trabajó como aprendiz de trazador de letras junto a don Rafael de Floranes, historiador, jurista y polígrafo español, quien le enseñó la belleza de la caligrafía hasta hacerlo un adelantado en las cuestiones del trabajo de archivos, historia, paleografía y diplomacia. A la par, se inscribió en la Real Academia de las Tres Nobles Artes de San Fernando para tomar clases de matemáticas y para perfeccionar los idiomas francés, italiano e inglés.
Un ejemplar de esta fascinante obra es resguardado dentro del Fondo Biblio-hemerográfico "Francisco Díaz de León Medina".
LA REVOLUCIÓN 

Decreto de promulgación de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos
Febrero 5 de 1917, Querétaro, Qro.

 


En 1916, la Constitución de 1857, que había regido durante 60 años, resultaba obsoleta para las condiciones en que se encontraba el país al término de la guerra civil. Algunos revolucionarios aprovecharon la coyuntura para tomar como estandarte la necesidad de cumplir y reformar la carta magna.
El 19 de septiembre de 1916, Venustiano Carranza anunció la convocatoria para conjuntar un Congreso Constituyente, el cual se instauró en la ciudad de Querétaro a partir del 1 de diciembre con la misión de realizar sus tareas legislativas en un tiempo no mayor de dos meses. Al término de los trabajos, el congreso se disolvería.
El sello de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos que derogó a la de 1857 se plasmó en su vocación social.
La nueva Constitución estableció plenamente las garantías individuales y reconoció los derechos sociales: la organización de los trabajadores, el derecho de huelga y la jornada de trabajo máxima de 8 horas (artículo 123), el derecho a la educación y a la enseñanza laica y gratuita (artículo 3), así como la libertad de culto (artículo 23); además reconoció como fundamental la libertad de expresión (artículos 6 y 7).
Estableció una forma de gobierno republicana, representativa, demócrata y federal (artículo 40). Refrendó la división de poderes en Ejecutivo, Judicial y Legislativo (artículo 49). Este último se conformó bicameralmente, al constituirse por una Cámara de Diputados y una de Senadores (artículo 50).
La Constitución decretó la no reelección y ratificó el sistema de elecciones directas (artículo 41), suprimió la vicepresidencia, otorgó mayor autonomía al Poder Judicial (artículo 94) y más soberanía a los estados (artículo 115).
También creó el municipio libre (artículo 115, fracción II) y estableció un ordenamiento agrario relativo a la propiedad de la tierra (artículo 27).
El 5 de febrero de 1917, Venustiano Carranza, primer jefe del Ejército Constitucionalista, encargado del Poder Ejecutivo de los Estados Unidos Mexicanos, promulgó la nueva Carta Magna.
En este comunicado Carranza realizó algunas correcciones de puño y letra en el penúltimo párrafo del documento promulgatorio para que fuera leído de la siguiente forma: “mando se imprima circule y publique por bando solemne y pregón en toda la república, para su debido cumplimiento”.
Después de la fecha y lugar de expedición Carranza plasmó su firma y escribió en la parte inferior: Al Lic. Manuel Aguirre Berlanga, Subsecretario Encargado del despacho de Gobernación.
LA REVOLUCIÓN 


Murieron 33 artilleros y siete mujeres en el temblor maderista

 

“Hoy se efectuó un temblor de gran intensidad y duración”, así se encabezó la nota que el periódico El Tiempo, diario católico, publicó el 7 de junio de 1911, donde informaba que “El señor Presidente de la Barra estuvo en el Cuartel de San Cosme, que se derrumbó, dirigiendo las maniobras de salvamento”; el diario también señaló que “el sacudimiento produjo ese efecto en el ánimo, parecía que iba a eternizarse”.
Como el Observatorio Meteorológico Central se había creado en 1877, pudo saberse que el temblor duró un minuto con diecisiete segundos. “Fue un sacudimiento sin precedente; nadie, ni los más viejos del Distrito Federal, recuerdan seguramente haber presenciado fenómeno semejante”. El periódico informó que el derrumbe más lamentable fue el del ala derecha de los dormitorios del tercer regimiento de artillería situado en San Cosme, donde quedaron muertos 33 artilleros y 7 mujeres; hubo también 16 heridos.
Sufrieron cuarteaduras los edificios de: Palacio Nacional, Escuela Normal para Maestros, Escuela Preparatoria, Inspección de Policía, Instituto Geológico, además de 250 casas, la mayoría localizadas en la colonia Santa María la Ribera, donde se resintieron los desperfectos mayores.
Este movimiento sísmico coincidió con la entrada triunfal de Francisco I. Madero a la ciudad de México en calidad de jefe de la Revolución, por lo que se le conoce como “temblor maderista”.
En México existen varias zonas sísmicas localizadas en las costas del Pacífico: Brecha de Michoacán, Brecha de Guerrero y Brecha de Chiapas. El sismo del 7 de junio de 1911 fue generado por la Brecha de Guerrero.

 LA INDEPENDENCIA 

Paran los trabajadores del salitre y de la pólvora por falta de alimento

 


La escasez de alimento está relacionada con los periodos de sequía que provocan malas cosechas o ausencia total de ellas.

De 1725 a 1727 perecieron de hambre en Yucatán más de 17 mil personas; pero la sequía caracterizada como la más grave del periodo colonial comprendió el bienio 1785-1786 y abarcó casi todo el territorio novohispano. A partir de ella se desató una espiral inflacionaria que duró más de 20 años. Este fenómeno, aunado a los descontentos sociales y a los problemas políticos entre la Nueva España y la metrópoli, fueron algunos de los factores detonantes de la guerra de Independencia.

Una vez iniciada la contienda el problema de la escasez de alimentos continuó e incluso se recrudeció en diversos lapsos y regiones. Las crisis alimentarías que se desencadenaban en las tropas pueden documentarse en el AGN; por ejemplo, en el oficio fechado el 18 de marzo de 1812, Félix Maria Calleja se da por enterado de un informe referente a la escasez de agua y víveres en la que se encuentra el ejército enemigo.

También está el oficio que Juan Mirón, comisionado de la pólvora, dirigió el 29 de octubre de 1816 desde Actopan a Guadalupe Victoria para informarle que las actividades en la fábrica del salitre se suspendieron por no haber maíz para alimentar a los trabajadores y, de la misma forma, al faltar el salitre, pronto pararía sus actividades la fábrica de pólvora.

INDEPENDENCIA
Lances aéreos y taurinos en los bandos insurgentes y realistas

A inicios del siglo XIX en la Nueva España dos de las aficiones populares eran la práctica de volar papalotes y las corridas taurinas.

Aunque su origen es aún incierto, se cree que de China la elaboración y vuelo de estos objetos de papel y/o tela se extendió hacia países del sudoeste asiático: la India, la península arábiga y el norte de África. A Europa llegó antes del siglo XVI, pero en el XVIII se hizo muy popular como juego y elemento de los espectáculos pirotécnicos.

Es posible que los primeros cometas llegaran a las tierras que hoy llamamos México en el siglo XVII en la nao de China o galeón del Pacifico, que era la flota para el intercambio comercial con Asia. En la Nueva España se le rebautizó como papalote, por la voz náhuatl papalotl: mariposa. Este nombre también se le da en Cuba y Puerto Rico. En otros países de habla hispana se le conoce como barrilete, cometón, saeta, papagayo, pandorga y volantín.

En el ámbito militar, mediante los movimientos y colores de los papalotes se cifraban mensajes que podían ser transmitidos al vuelo y leídos a la distancia entre los destacamentos castrenses. Durante algún tiempo la práctica de volar papalotes en las noches o en las azoteas fue penalizada debido a los accidentes que ello ocasionó a los practicantes del juego.

En los documentos resguardados en el AGN se observa cómo durante el moviendo independentista las autoridades virreinales ponían énfasis en la prohibición debido a que tenían noticias de que a través de los papalotes los insurgentes se comunicaban noticias importantes.

Se cree que el lanceo de toros surgió en España aproximadamente en el siglo XII y que fue evolucionando al paso del tiempo hasta llegar a las corridas de toros que actualmente conocemos. El toreo llegó a América con los conquistadores españoles y pronto se popularizó. Los realistas las organizaban con el objetivo de recaudar fondos para solventar algunos gastos de la guerra; compra de víveres o de uniformes para las tropas.

miércoles, 11 de noviembre de 2015

EDUCACIÓN HISTÓRICA EN EL AULA

En este blog conoceremos mas acerca de la historia, porque conociendo el pasado podemos comprender el presente. EDUCACIÓN HISTÓRICA EN EL AULA.