CHILAM BALAM DE CHUMAYEL
Chilam
significa "el que es boca"; es decir, el que profetiza; los chilames
eran los sacerdotes que interpretaban los libros antiguos para extraer de ellos
profecías, el conocimiento de los hechos futuros. Para los mayas, el arte de
profetizar era posible porque creían que el tiempo era una sucesión de ciclos
cósmicos y que los acontecimientos, dependiendo de estos ciclos, podían
repetirse. Así, a los chilames se les consideraba intérpretes de los mensajes
de los dioses.
Balam
significa "jaguar" o "brujo", y es, en realidad, un nombre
de familia. Se dice que Chilam Balam fue un taumaturgo, un sacerdote del pueblo
de Maní que vivió poco antes de la Conquista y que tenía gran reputación como
profeta. Cuentan que junto con otros sacerdotes, llamados Napuctun, Al Kauil
Chel, Nahau Pech y Natzin Yubun Chan, predijo la llegada de una nueva religión;
tras la Conquista, esto se interpretó como un aviso de la llegada de los
españoles y del cristianismo.
Generalmente,
las profecías se encuentran en los libros sagrados; de ahí derivó el llamarles
genéricamente chilam balames. Cada poblado escribió su propio libro, por lo que
existen chilam balames de numerosas poblaciones; entre ellas: Maní, Tizimín,
Chumayel, Kahua, Ixil, Tekax, Nah y Tusik; el más conocido es el Chilam Balam
de Chumaye.
El
Chilam Balam de Chumayel procede de Chumayel, distrito de Tekax, Yucatán; se
supone que el compilador fue un indígena llamado Juan José Hoil, de Yucatán.
Por
el contrario, los fragmentos históricos asientan escuetamente los hechos y la
fecha en que acaecieron, tal como debieron registrarse en los códices de la
antigüedad. Destacan, particularmente, las narraciones de la Conquista,
sembradas de lamentos, indignación y desprecio por la rapacidad de los españoles.
Los mayas de entonces quisieron que estos acontecimientos no fueran olvidados
por sus descendientes. Gracias a ello nos legaron, en el Chilam Balam de
Chumayel, un libro de misteriosa belleza que permanecerá vivo mientras sus
páginas se abran ante nuestros ojos y los de las generaciones venideras.
Gran
parte de los chilam balames restantes deben permanecer aún en manos de las
comunidades indígenas que han resguardado sus tradiciones a pesar de los
embates de la modernidad. Los chilames balames fueron escritos en papel
europeo, en forma de cuadernos. En general, su contenido es una recopilación de
textos diversos redactados en diferentes épocas a partir del siglo XVI; los hay
míticos, históricos -principalmente acerca de la trayectoria de los xiúes y los
itzaes- proféticos, rituales, médicos, astronómicos y cronológicos, literarios,
y algunos más no clasificados.
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